Con este lema, la OMS (Organización Mundial de la salud) y asociados celebraron del 24 al 30 de abril la Semana Mundial de la Inmunización, cuyo objetivo final es que todas las personas, vivan donde vivan, puedan estar protegidas frente a enfermedades mortales.
Con la excepción del agua potable ninguna otra intervención, incluyendo a los antibióticos han tenido un efecto tan importante en la reducción de la mortalidad y el crecimiento de la población.
Por ejemplo: la inmunización previene cada año entre 2 y 3 millones de muertes por difteria, tétanos, tos ferina y sarampión. Sin embargo, si se mejorara la cobertura mundial se podrían evitar otros 1,5 millones.
Las vacunas se obtienen a partir de un procedimiento por el cual se inactiva o debilita el microorganismo (virus, bacteria, parásito) que causa determinada enfermedad . Cuando la vacuna se administra a una persona hace que el cuerpo lo reconozca y produzca defensas contra esa enfermedad. Si esta persona entra en contacto con el microorganismo para el cual fue vacunada, las defensas ya formadas por el cuerpo se encargarán de protegerlo para que no enferme o para que si lo hace, los síntomas sean más leves.
No solamente los niños deben cumplir con el Calendario Nacional de Vacunación: los adultos deben ser vacunados también, aunque hayan sido vacunados de niños: necesitan refuerzos, pueden haber enfermedades crónicas como asma, diabetes, entre otras y se han aprobado vacunas nuevas en este tiempo.
Vacunando a los adultos protegemos a los niños, especialmente a los que son demasiado pequeños para vacunarse: un ejemplo de esto lo muestra la estrategia capullo con la vacunación con vacuna triple bacteriana contra tétanos, difteria y coqueluche a las mujeres durante el embarazo y al resto de las personas que tienen contacto con el niño menor de 6 meses ,debido a que la primera dosis al niño se administra a los dos meses de edad.
Al vacunarnos correctamente, damos también al resto de la comunidad una protección indirecta. Al haber más personas vacunadas, disminuyen los casos de enfermedad y con ello el riesgo de que las personas no vacunadas, se enfermen. Se denomina inmunidad colectiva al efecto beneficioso indirecto de protección por parte de las personas vacunadas a los miembros no vacunados de esa comunidad.
También es importante vacunarse antes de viajar a determinados lugares: es fundamental que quienes viajan sean asesorados por profesionales que estén formados y actualizados en el tema.
Las personas con enfermedades crónicas como asma, enfermedad cardíaca, pulmonar, renal, diabetes, o tiene compromiso del sistema inmune de la causa que fuera, deben vacunarse según indicación médica.
Las vacunas son seguras. Todas las vacunas son sometidas a pruebas rigurosas antes de ser aprobadas, y siguen siendo evaluadas regularmente cuando ya están en el mercado.
Pueden surgir reacciones adversas después de aplicarse una vacuna: la mayoría son leves y temporales, como dolor en el lugar de inyección o febrícula. Los pocos frecuentes efectos colaterales graves son notificados para ser investigados inmediatamente.
Aunque una sola lesión grave o muerte causada por las vacunas es grave, los beneficios de la vacunación superan largamente los riesgos, y sin vacunas habría muchos más casos de enfermedad y muerte.
Si una persona no completa un esquema de determinada vacuna, no es necesario reiniciar todo el esquema sin importar el tiempo que haya pasado se administran las dosis que faltan.
Debemos saber que no son una contraindicación para vacunarse: enfermedad aguda leve con fiebre <38 °C o sin fiebre., antecedentes de convulsiones febriles o epilepsia estable, haber padecido la enfermedad para la que se vacuna, entre otras. Ante cualquier duda, debemos consultar con el médico de cabecera.
Todas las vacunas del Calendario Nacional de Vacunación de Argentina son gratuitas y obligatorias para la población que corresponda.
Las vacunas nos dan la posibilidad de evitar enfermedades: las vacunas funcionan.
Comité de Control y Prevención de Infecciones Asociadas al cuidado de la Salud (IACS)
Clínica Roca SA
Dra. María Laura Villablanca. Médica Infectóloga